Siempre pienso en ella, siempre la olvido. Amo pensar en ella, y me frustra hacerlo. Quiero verla, pero hacerlo me aterra.
Hoy la vi, dudé en hablarle.
“Lo vas a lamentar al rato”, me dije a mí mismo.
Lo dudé poco, y me acerqué a ella. El verla me alegró el día, y el tocarla…. Me dio demasiadas energías.
Esos 3 minutos que estuve con ella me bastaron para el siguiente mes que pasará y que no la veré…
La quiero… la quiero de verdad.
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